viernes, 1 de abril de 2011

TRASTORNO OBSESIVO-COMPULSIVO.

¿Qué es el trastorno obsesivo-compulsivo?

 
El trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) es una enfermedad que hace que las personas tengan pensamientos que no desean (obsesiones) y que repitan ciertos comportamientos (compulsiones) una y otra vez. Todos tenemos hábitos y rutinas en nuestra vida cotidiana tales como cepillarnos los dientes antes de acostarnos. Sin embargo, para las personas con TOC, los patrones de comportamiento interfieren con sus vidas cotidianas.

La mayoría de las personas con TOC saben que sus obsesiones y compulsiones no tienen sentido pero no las pueden ignorar ni tampoco frenar.

¿Qué son obsesiones?

 
Las obsesiones son ideas, imágenes e impulsos que pasan por la mente de una persona una y otra vez. Una persona con TOC no desea tener estos pensamientos y los encuentra perturbantes, pero la persona no puede controlarlos. A veces estos pensamientos solo aparecen de vez en cuando y tan solo son levemente molestos. Otras veces, una persona que tiene TOC tendrá pensamientos obsesivos todo el tiempo.
 

OBSESIONES COMUNES:

  • Miedo a la mugre o a los gérmenes
  • Disgusto por los desechos o los líquidos corporales
  • Preocupación con el orden, simetría (balance) y exactitud
  • Preocupación de que una tarea no se haya realizado bien incluso cuando la persona sabe que no es cierto.
  • Miedo de tener pensamientos malos o pecaminosos
  • Pensar en ciertos sonidos, imágenes, palabras o números todo el tiempo
  • Necesita asegurarse continuamente de las cosas
  • Miedo de hacerle daño a un miembro de familia o amigo
 

¿Qué son compulsiones?


Los pensamientos obsesivos hacen que las personas que tienen TOC se sientan nerviosas y con miedo. Ellos tratan de deshacerse de estos sentimientos realizando ciertos comportamientos de acuerdo a "reglas" que ellos mismos elaboran. Estos comportamientos se llaman compulsiones. Los comportamientos compulsivos a veces también se llaman rituales. Por ejemplo, una persona que tiene TOC puede tener pensamientos obsesivos relacionados con los gérmenes. Por causa de estos pensamientos la persona puede lavarse las manos una y otra vez después de usar un baño público. Realizar estos comportamientos usualmente sólo hace que las sensaciones nerviosas desaparezcan por un tiempo corto. Cuando el miedo y los nervios vuelven a aparecer la persona que tiene TOC repite la rutina nuevamente.

 

COMPULSIONES COMUNES

  • Limpiar y arreglar, tal y como lavarse las manos, tomar baños o cepillarse los dientes una y otra vez
  • Revisar cajones, puertas y aparatos eléctricos para asegurarse de que están cerrados, con seguro o apagados
  • Repetir, tal y como salir y entrar por una puerta, levantarse y sentarse de un asiento o tocar ciertos objetos varias veces.
  • Ordenar y disponer cosas de cierto modo
  • Contar una y otra vez hasta cierto número
  • Guardar periódicos, correspondencia o empaques que ya no son necesarios
  • Buscar seguridad y aprobación continua
 
 

martes, 29 de marzo de 2011

AUTISMO.

Cuando nace un niño, los padres y familiares van siguiendo paso a paso cada etapa de crecimiento del niño, pero en algunos casos los padres observan que a partir del primer año de vida de su hijo, este no evoluciona correctamente y no es tan sano como se creía. Hay un trastorno en su conducta, su hijo vive en su propio mundo al que no se puede llegar porque no habla, grita sin causa alguna, se balancea todo el día , miran durante horas fijamente un objeto, caminan
en punta de pie o siendo bebés caen de los brazos maternos como bolsas de arena. Ante estas observaciones los padres concurren al pediatra; quien luego de varios exámenes, diagnóstica el Síndrome autista. El autismo no es una enfermedad, es un síndrome, un conjunto de síntomas que caracterizan un trastorno degenerativo del desarrollo bio-psico-social. Es una discapacidad severa y crónica del desarrollo. Aparece durante los tres primeros años de vida y es más común en varones que en mujeres de todo de raza, etnia y clase social de todo el mundo. Las personas con autismo tienen un promedio de vida igual que las personas de la población en general.

El conjunto de trastornos se los puede clasificar en tres grupos:

1.      Trastorno de la relación social: no se relaciona con el mundo que lo rodea. Su relación es anormal con personas, objetos y animales. No distingue los acontecimientos.

2.      Trastorno de la comunicación: cualquier combinación de los sentidos y sus respuestas están afectados (visión, oído, tacto, dolor, equilibrio, olfato, gusto) y el modo en que el niño maneja su cuerpo. El habla y el lenguaje no aparecen o retrazan su aparición a pesar de que existen capacidades intelectuales evidentes.

3.      Trastorno psíquico: falta de flexibilidad mental.
El autismo no es curable pero si tratable. Es por esto que la psicoterapia se perfila como la puerta de a la "humanización", al amor, descubrimiento de la verdad que está en el se humano, estructuración de espontaneidad y, sobre todo, de coparticipación, de reciprocidad, de altruismo.



CARACTERÍSTICAS DEL AUTISMO:

Las características asociadas al autismo se dividen en tres categorías:

1.      Comunicación: (biológico) las habilidades de comunicación de las personas con síndrome autista son unas de las de mayor dificultades. El lenguaje expresivo y receptivo son de gran importancia, pero en una persona autista esto parece no serlo ya que ellos no se comunican con los otros, están como sumergidos en su propio mundo, tienen una incapacidad para establecer una comunicación, sus respuestas están afectadas por sus sentidos. Más del 50% no tiene lenguaje verbal.

2.      Comportamiento: (psicológico) Sus conductas son involuntarias, experimentan dificultades sensoriales por una inadecuada respuesta a los estímulos externos. Tiene algunas conductas extrañas como: no temer a los peligros, no suelen tener miedo a nada, no expresan sus emociones, no tienen imaginación, tienen movimientos repetitivos (aplaudir, mecerse, aletear las manos, etc.) , tienen la mirada perdida, evitan el contacto con la vista, gritan sin causa, no tienen principio de realidad. No tienen formado su estructura psíquica. No es raro que el autista no muestre interés en aprender. El aprende de acuerdo con sus percepciones y sus , pero le es difícil compartir nuestro modelo pedagógico, basado en la introyección de unas motivaciones y intereses en adquirir habilidades cognitivas y conocimientos. La capacidad intelectual del autista puede ser buena, incluso alta, pero su direccionalidad y utilización no necesariamente sigue el curso que se impone en el entorno escolar. Una característica muy común es la ignorancia del peligro. El niño normal aprende que se puede hacer daño porque se lo enseñan sus padres; le explican lo que no debe hacer, para evitar lesionarse. Pero el autista, puede ser que no adquiera más que una noción muy simple del sentido de protección.

3.      Socialización: (social) esta categoría es la más dificultosa porque no se relacionan con los demás, no se dan cuenta de las diferentes situaciones ni de los sentimientos de los otros, prefieren estar solos. Se relacionan mejor con los objetos que con las personas. El síntoma más típico del autismo es la falta de reciprocidad en la relación social. Las claves de la empatía están ausentes o son rudimentarias. El autista observa el mundo físico, ha veces con una profundidad y intensidad no habitual. La realidad audible y visible es el mundo que él entiende y que quizás le resulta coherente. Esta realidad puede ser para el autista placentera o ingrata, pero no puede compartir las sensaciones que experimenta con sus . Por ello, en ocasiones resultan crípticos su alegría o su enfado. 

LUDOPATÍA.

La ludopatía es un impulso irreprimible de jugar a pesar de ser consciente de sus consecuencias y del deseo de detenerse. Se considera un trastorno del control de los impulsos, y por ello la American Psychological Asociación no lo considera como una adicción. El juego patológico se clasifica en el DSM-IV-R en trastornos del control de los impulsos, que también incluyen la cleptomanía, piromanía y tricotilomanía, en los que estaría implicada la impulsividad, pero no presenta comorbilidad con dichos trastornos. Si bien el sistema DSM incluye este trastorno entre las alteraciones debidas a un bajo control de los impulsos, lo cierto es que los criterios diagnósticos operativos DSM tienen exactamente el mismo diseño que el de las adicciones a sustancias, lo que muestra la concepción subyacente para la enfermedad en ese sistema: se trata de un problema adictivo "sin sustancia" incluido en un apartado que no es el suyo.

El juego patológico fue reconocido oficialmente como 6to grado B del Colegio América de salud mental en el año 1980 cuando la Sociedad Americana de Psiquiatría (APA) lo incluye por primera vez como trastorno en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, en su tercera edición (DSM-III).
De acuerdo con el DSM-IV, el juego patológico se define actualmente de manera separada a la de un episodio maniaco. Sólo cuando el juego se da de forma independiente de otros trastornos impulsivos, del pensamiento o del estado de ánimo se considera como una patología aparte. Para recibir el diagnóstico, el individuo debe cumplir al menos cinco de los siguientes síntomas:
  1. Preocupación. El sujeto tiene pensamientos frecuentes sobre experiencias relacionadas con el juego, ya sean presentes, pasadas o producto de la fantasía.
  2. Tolerancia. Como en el caso de la tolerancia a las drogas, el sujeto requiere apuestas mayores o más frecuentes para experimentar la misma emoción.
  3. Abstinencia. Inquietud o irritabilidad asociada con los intentos de dejar o reducir el juego.
  4. Evasión. El sujeto juega para mejorar de su estado de ánimo o evadirse de los problemas.
  5. Revancha. El sujeto intenta recuperar las pérdidas del juego con más juego.
  6. Mentiras. El sujeto intenta ocultar las cantidades destinadas al juego mintiendo a su familia, amigos o terapeutas.
  7. Pérdida del control. La persona ha intentado sin éxito reducir el juego.
  8. Actos ilegales. La persona ha violado la ley para obtener dinero para el juego o recuperar las pérdidas.
  9. Arriesgar relaciones significativas. La persona continúa jugando a pesar de que ello suponga arriesgar o perder una relación, empleo u otra oportunidad significativa.
  10. Recurso a ajenos. La persona recurre a la familia, amigos o a terceros para obtener asistencia financiera como consecuencia del juego.

lunes, 28 de marzo de 2011

CLEPTOMANÍA.

Muchas personas tienden a hablar de la cleptomanía, aunque de alguna u otra forma se trata de una gran desconocida para la mayoría de ellas. Precisamente por tal motivo, es ciertamente frecuente escuchar bromas o historias relacionadas con este tema.

Pero lejos de lo que se pueda pensar, la cleptomanía es un problema sumamente serio que, para aquellos que lo padecen, poco tiene de gracioso.
Esto es así, porque algunas de las más importantes interpretaciones psicoanáliticas de este problema asocian este trastorno con la necesidad, inconsciente, de recuperar unas pérdidas que se remontan a la infancia.

QUÉ ES LA CLEPTOMANÍA

Explicado de una forma sencilla, en especial para que nuestros lectores/as puedan conocer qué es, podemos indicar que se trata de un trastorno que tiende a identificarse con una forma –inconsciente- de recuperar algunas pérdidas que sufrimos durante la infancia.
Es en este punto donde la cleptomanía se clasifica como un desorden de la voluntad, o bien como un descontrol de impulsos, lo que es fácil vincularla con otros males más frecuentes, como es el caso de la bulimia o la anorexia nerviosa.
Y es que cada vez son más los especialistas que identifican este tipo de conductas con una adicción, que no se desea llevar a cabo racionalmente, pero que una vez se lleva a cabo, provoca un pequeño placer momentáneo que tiende a “enganchar”.



CARACTERÍSTICAS

Existen una serie de características propias que identifican a las personas cleptómanas. Entre las más destacadas, nos encontramos con:
  • Realización de hurtos sin planificación previa.
  • Robar de forma repetida objetos que no poseen valor ni utilidad para el sujeto.
  • Sentimiento de presión que va en aumento mientras se hurta.
  • Sentimiento de alivio o relajación después de realizar el hurto.
  • Culpa o depresión ya que la persona es consciente de que su actividad es delictiva.
TRATAMIENTO

 El tratamiento para una persona cleptómana, y que el psicoterapeuta brinda al paciente, depende del origen de dicha patología, y que ha provocado su aparición (las causas principales).
En cualquier caso, exisen una serie de terapias y de medicamentos que pueden ayudar a la persona a calmar la ansiedad que el sujeto pueda experimentar en dicho momento.



viernes, 25 de marzo de 2011

ANSIEDAD.

El síntoma fundamental es la ansiedad, que es persistente en el tiempo (dura más de 6 meses) y generalizada, sobre una amplia gama de acontecimientos o actividades (como el rendimiento laboral o escolar), no estando restringida a una situación en particular como en las fobias ni presentándose exclusivamente en forma de crisis, como en el caso de las Crisis de Pánico. El estado de ansiedad es casi permanente, oscilando levemente durante el transcurso del día y afectando la calidad del sueño.
La ansiedad esta asociada muy frecuentemente a preocupaciones excesivas (llamada expectación aprensiva). Por ejemplo: miedo a que algún familiar cercano o la misma persona que sufre este trastorno puedan tener un accidente, enfermarse o morir. A la persona le resulta difícil controlar este estado de constante preocupación.
La ansiedad y preocupación se asocian a 3 o más de los siguientes síntomas:
  • Nerviosismo, inquietud o impaciencia 
  • Fatigabilidad (cansancio) fácil
  • Dificultad para concentrarse o poner la mente en blanco
  • Irritabilidad
  • Tensión muscular, temblor, cefalea (dolor de cabeza), movimiento de las piernas e incapacidad para relajarse
  • Alteraciones del sueño: dificultad para conciliar, mantener el sueño o sensación al despertarse de no haber descansado bien (sueño no reparador)
  • Sudoración, palpitaciones o taquicardia, problemas gastrointestinales, sequedad de boca, mareos, hiperventilación (aumento del número de respiraciones por minuto)

La ansiedad, la preocupación o los síntomas físicos provocan un malestar significativo o deterioro en las relaciones familiares, sociales, laborales o de otras áreas importantes de la actividad de la persona.
Los síntomas de ansiedad en el Trastorno de Ansiedad Generalizada son constantes a diferencia de lo que ocurre en el Trastorno de Pánico donde la ansiedad-pánico aparece en forma paroxística tomando la forma de una Crisis de Pánico. La Crisis de Pánico no suele durar más de 30 minutos pero deja a quien la padece con mucho temor a presentar una nueva crisis. Este "miedo al miedo" se lo denomina "Ansiedad Anticipatoria" y puede confundírselo con un Trastorno de Ansiedad Generalizada.



ANOREXIA.

La anorexia nerviosa es un trastorno del comportamiento alimentario que se caracteriza por una pérdida significativa del peso corporal producida normalmente por la decisión voluntaria de adelgazar. Este adelgazamiento se consigue suprimiendo o reduciendo el consumo de alimentos, especialmente "los que engordan" y también con cierta frecuencia mediante vómitos, uso indebido de laxantes, ejercicio físico exagerado y consumo de anorexígenos, diuréticos...
El trastorno suele iniciarse entre los 14 y 18 años de edad, pero en los últimos tiempos está descendiendo la edad del inicio.
El paciente anoréxico experimenta un intenso miedo al aumento de peso a pesar de que éste disminuye cada vez más y de una manera alarmante. Se produce una distorsión de la imagen corporal, lo que obliga a mantener la dieta.
El hecho de la pérdida de peso es negado prácticamente siempre por el enfermo y no suele tener conciencia de la enfermedad. Esta malnutrición produce alteraciones, síntomas y trastornos: hipotensión, alteraciones de la piel, caída de cabello, trastornos gastrointestinales, etc. También se dan síntomas de ansiedad, depresión y obsesivos. Esta malnutrición también provoca tristeza, irritabilidad, aislamiento social e incluso ideas de muerte y suicidio.
Las preocupaciones por el alimento se hacen auténticamente obsesivas. Los pensamientos y actitudes relacionados con el cuerpo, el peso y la alimentación, y la evolución de la enfermedad indican que después del diagnóstico, un 25% de las pacientes siguen siendo anoréxicas, un 40 % tiene síntomas depresivos y un 25% obsesivos. La mortalidad se sitúa entre el 8 y el 10% pero cuando la enfermedad dura más de 30 años este dato se eleva al 18%.
Tras doce años de evolución de la enfermedad en una persona la curación se considera prácticamente imposible.
Aproximadamente la mitad de las pacientes anoréxicas experimentan episodios bulímicos, esto es también un trastorno del comportamiento alimentario caracterizado por la presencia de episodios en los que el enfermo ingiere cantidades de alimento superiores a lo normal, aunque en principio el bulímico no desea en absoluto ese atracón. Después de estos atracones, siguen vómitos, laxantes, diuréticos...




CUANDO EMPEZAR A PREOCUPARSE...

- Comer como si estuviera a dieta, a pesar de que ya está muy delgada.
- Usar ropas muy holgadas o demasiado grandes.
- Estar preocupadas por el peso, por conseguir dietas y por la figura.
- Experimenta cambios de personalidad.
- Experimenta vértigos, desmayos, pérdida de conocimiento y dificultad para concentrarse.
- Temor a aumentar de peso o engordar.
- Percepción distorsionada del peso, tamaño o figura de su cuerpo.
- En las mujeres, la ausencia de al menos tres ciclos menstruales consecutivos.
- Ausencia de otro trastorno físico o psiquiátrico que pudiera justificar la pérdida de peso o la negativa de comer.
- Comienzo del tratamiento antes de los 25 años de edad.
- Presencia de al menos 2 síntomas fisiológicos asociados a la anorexia nerviosa.
Éstos son:
* Abuso de laxantes, diuréticos o píldoras de dieta.
* Hacer ejercicio de manera excesiva. Puede que hasta 5 o 6 horas al día.


martes, 22 de marzo de 2011

DEPRESIÓN.

La depresión es un trastorno, ya sea desde la psicopatología o desde la psiquiatría. La psiquiatría la describe como trastorno del estado de ánimo y su síntoma habitual es un estado de abatimiento e infelicidad que puede ser transitorio o permanente.
El término médico hace referencia a un síndrome o conjunto de síntomas que afectan principalmente a la esfera afectiva: la tristeza patológica, el decaimiento, la irritabilidad o un trastorno del humor que puede disminuir el rendimiento en el trabajo o limitar la actividad vital habitual, independientemente de que su causa sea conocida o desconocida. Aunque ése es el núcleo principal de síntomas, la depresión también puede expresarse a través de afecciones de tipo cognitivo, volitivo o incluso somático. En la mayor parte de los casos, el diagnóstico es clínico, aunque debe diferenciarse de cuadros de expresión parecida, como los trastornos de ansiedad. La persona aquejada de depresión puede no vivenciar tristeza, sino pérdida de interés e incapacidad para disfrutar las actividades lúdicas habituales, así como una vivencia poco motivadora y más lenta del transcurso del tiempo. Su origen es multifactorial, aunque hay que destacar factores desencadenantes tales como el estrés y sentimientos (derivados de una decepción sentimental, la contemplación o vivencia de un accidente, asesinato o tragedia, el trastorno por malas noticias, pena, y el haber atravesado una experiencia cercana a la muerte). También hay otros orígenes, como una elaboración inadecuada del duelo (por la muerte de un ser querido) o incluso el consumo de determinadas sustancias (abuso de alcohol o de otras sustancias tóxicas) y factores de predisposición como la genética o un condicionamiento educativo. La depresión puede tener importantes consecuencias sociales y personales, desde la incapacidad laboral hasta el suicidio. Desde la biopsiquiatría, a través de un enfoque farmacológico, se propone el uso de antidepresivos. Sin embargo, los antidepresivos sólo han demostrado ser especialmente eficaces en depresión mayor/grave (en el sentido clínico del término, no coloquial).
El término en psicología de conducta (ver terapia de conducta o modificación de conducta) hace referencia a la descripción de una situación individual mediante síntomas. La diferencia radica en que la suma de estos síntomas no implica en este caso un síndrome, sino conductas aisladas que pudieran si acaso establecer relaciones entre sí (pero no cualidades emergentes e independientes a estas respuestas). Así, la depresión no sería causa de la tristeza ni del suicidio, sino una mera descripción de la situación del sujeto. Pudiera acaso establecerse una relación con el suicidio en un sentido estadístico, pero tan sólo como una relación entre conductas (la del suicidio y las que compongan el cuadro clínico de la depresión). Es decir, en este sentido la depresión tiene una explicación basada en el ambiente o contexto, como un aprendizaje desadaptativo.